Mis catorce sueños y cinco pesadillas

Articulo de Said Kahlout/Gaza

Primer sueño

Perdí el contacto con mi madre la mañana del último día de la tregua humanitaria y desde entonces no sé nada de ella, pero diariamente, esperanzado, le envío mensajes de voz por WhatsApp, que no se preocupe, estamos bien. Le suplico que tome sus medicamentos a tiempo y se cuide hasta que nos volvamos a encontrar.

Y todas las mañanas reviso mi cuenta para ver si ella respondió.

Sueño casi todos los días que abrazo por mucho tiempo a mi madre y que ella me acaricia la cabeza con las palmas de sus benditas manos puras, y que me cuenta historias largas, pero que muy largas, mientras la escucho atentamente y mis ojos brillan como los de un niño.

Segundo sueño

Soñé que todos los niños víctimas de la agresión regresaron a los brazos de sus madres, y la noticia de sus muertes no fue más que una broma de mal gusto de un corresponsal de Al Jazeera.

Tercer sueño

Soñé que entré a un pequeño almacén y le pregunté al vendedor: ¿Tienes azúcar, sal, harina, etc.?

El hombre sonríe y responde sarcásticamente: por supuesto, ¿y por qué no va a haber?

Cuarto sueño

Soñé que estaba comiendo un trozo de galleta de chocolate y tomando café con cardamomo, por la mañana antes de ir a trabajar. Le conté este sueño a mi amigo, un médico de medicina interna, y él se rió diciendo que mis sueños eran imposibles.

Quinto sueño

Soñé que dormía en mi cama, en mi dormitorio, dentro de mi casa. Desde que comenzó la agresión he estado durmiendo en un colchón en el suelo, y desde que mi casa fue destruida no he dormido en mi cama ni una sola noche.

Sexto sueño

En una gran sala de una ciudad árabe, creo que era El Cairo, o Argelia o Marruecos, tal vez era Ammán, me subo a un escenario y leo al público historias de mi nuevo libro, y el público llora y luego aplaude.

Séptimo sueño

Soñé que regaba la rosa damascena de mi ventana con agua del grifo de mi casa.

Octavo sueño

Soñé que estaba sentado en la oficina escribiendo como hacía antes de la guerra; Y que necesitaba un libro para inferir algo, así que fácilmente extendí mi mano hacia uno de los estantes y lo cogí sin ningún esfuerzo.

Noveno sueño

Soñé que mis hijos y yo estábamos deambulando en la costa del Mediterráneo sin ningún miedo.

Décimo sueño

Soñé que dormí una noche entera sin escuchar ningún ruido de aviones o ambulancias.

Cuando tuve este sueño me desperté aterrorizado por el sonido de una explosión que sacudió el barrio, seguida del sonido de las sirenas de las ambulancias; luego me enteré de que 30 personas de la misma familia habían sido víctimas de la explosión.

Undécimo sueño

Soñé que mi esposa me estaba preparando la comida en la cocina de gas en casa. Le pregunté sorprendido: Sabrin, estás preparando la comida sin usar leña, ¿y la guerra?

Ella se rió y me dijo: ¡¿Cuándo dejarán los escritores de hacer el ridículo, qué leña ni qué guerra?!

Hace un mes tuve que comprar medicamentos y colirios para mi esposa y para mí, debido al daño que nos causaba el humo de la leña; esto fue antes de que nos acostumbráramos a las lágrimas al intentar encender un fuego, y se convirtió en algo normal, rutinario y dejamos de llorar y de tomar medicamentos.

Duodécimo sueño

Soñé que caminaba por un largo camino y no veía ni una sola tienda de campaña, y luego me pregunté: ¿adónde fueron los desplazados? Ahí me di cuenta de que la guerra ha terminado y la gente ha regresado a sus hogares.

Entonces corrí para llevar buenas noticias a mi familia.

Lo siento… Este sueño fue interrumpido por violentos bombardeos en los barrios vecinos, y la mañana trajo consigo cientos de familias desplazadas y se levantaron decenas de nuevas tiendas de campaña.

Decimotercero sueño

Corría hacia el mar escuchando música, sin miedo de que algún peligro pudiera impedírmelo. 

Decimocuarto sueño

Sueño que mi pequeña hija puede ir al baño por la noche fácilmente, sin despertarme para que pueda disipar su miedo a la oscuridad con una linterna que vibra con una batería débil.

En cuanto a mis pesadillas durante la guerra:

Grito en el desierto y pido ayuda, pero nadie me escucha.

El fuego se come mis libros.

Pierdo los papeles sobre los que escribo mi nueva novela.

La guerra continúa un día más.

Que nadie nos escuche y que permanezcamos solos en esta guillotina hasta que nuestra voz sea silenciada para siempre.

Traducción: Khaldun Almassri

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