Sabra y Chatila son dos campos de las Naciones Unidas para refugiados palestinos ubicados en los suburbios de la ciudad de Beirut, capital del Líbano.
Intervienen: Embajador Husni Abdel Wahed y Abogada Begoña Lalana Alonso
“Si existiera el Premio Nobel de la Muerte, se lo tendrían que haber entregado a Begin y a su asesino profesional, el general Ariel Sharon”. Gabriel García Márquez (El País).
Entre el 16 y 18 de septiembre de 1982, como resultado de una conspiración urdida por los jefes del ejército de la ocupación israelí, grupos de falanges libaneses invadieron ambos campamentos, con el amplio respaldo en el terreno de las tropas israelíes que en ese momento ocupaban Beirut y eran comandadas por el criminal ministro de la guerra israelí, Ariel Sharon – incluyendo una profusa iluminación de los campamentos con luces de Bengala. Estos grupos criminales perpetraron una masacre contra la población refugiada compuesta principalmente de niños y mujeres, cuyas familias habían sido previamente expulsados de su patria, Palestina, por el mismo Israel, durante la Nakba de 1948, en un proceso que ocurrió antes, durante y después de la fundación de este estado genocida.
Aunque la cifra exacta de víctimas sigue siendo desconocida, fuentes palestinas y diversas ONGs, incluyendo la Cruz Roja, estiman que el número de fallecidos asciende a 3,500 palestinos y libaneses, incluyendo niños, mujeres y ancianos. La mayoría de estas víctimas sufrieron torturas, mutilaciones y violencia sexual.
La Asamblea General de las Naciones Unidas clasificó esta masacre como un acto de genocidio mediante su resolución 37/123 d (2).
