Mira siempre en la dirección opuesta al misil.

Existe una sola condición que te libera de todo lo que se te adhiere: Que el misil te alcance y despache al cielo tu alma, a ti y a todos los temblores que cargas.

Abdel Rahman Ismail / Gaza

عبد الرحمن اسماعيل

15/12/2023

Fragmentos:

Lamentablemente, siempre nos enseñaron que llorar es una vergüenza para los hombres. Pero los hombres ya han dejado de fingir fuerza y dureza. Todos los gazatíes están ejerciendo su pleno derecho natural a quebrarse mientras esculpen la paciencia.

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Los más de 2,3 millones de personas, hacinadas en 365
kilómetros cuadrados, repiten estas frases: “Se ha cortado
el agua”, “se fue la señal”, “¿cuándo será la tregua?”. Cola para

el pan; nos desplazan; personas debajo de los escombros;
dormir en la calle; ¿Hay levadura?; evacúo la casa;
cargo la batería; no hay electricidad; no hay combustible;
tarjeta sim Internacional; evacuamos; no es posible
llegar; viene el agua; hay negociaciones; un enlace para
recibir harina; un apartamento o cualquier cosa en el sur;
Sinaí; cinturón de fuego; necesitamos sal; heridos;
bombardeos; los 100 shekel* ya valen 10; no hay internet.

 (*Moneda de la ocupación israelí utilizada en Palestina).

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Mantenerse con vida después de escapar de una
muerte distribuida al azar no significa que hayas
sobrevivido por completo.
Hay muchas cosas que se te adhieren para siempre. Por
ejemplo, el temblor de tu mano mientras fumas o miras las
noticias, el temblor de tu corazón cuando
escuchas el sonido del avión y el temblor de tus
ojos cuando sostienes la cabeza en dirección opuesta a la
dirección del misil, pensando que si no lo miras no vendrá
hacia ti.

Existe una sola condición que te libera de todo lo que se te adhiere: Que el misil te alcance y despache al cielo tu alma,
a ti y a todos los temblores que cargas.

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Si estuvieras en Gaza en medio del terrorífico silencio de la
noche y miraras por la ventana de tu habitación hacia el
cielo, notarías una luz extraña y espantosa, generada por la
colisión de los cohetes explosivos contra un edificio
cualquiera. Todos los gazatíes, desde los niños hasta los
ancianos, tienen vasta experiencia con esto, ya que 
esperan que se produzca un sonido terrible después de esta
colisión. Por cierto, esta expectación no ayuda en nada a
aliviar el dolor en el cuerpo, ya que el colosal estruendo es
demasiado fuerte para que lo pueda soportar un cuerpo
débil, cuyos nervios se ven afectados
hasta por el más mínimo detalle.

Foto: Ali Jadallah / Gaza

Hay acciones inconscientes producidas por este sonido, reacciones que
nuestros cuerpos traducen en movimientos involuntarios,
que pueden ser modelos para bocetos de esculturas que simbolicen la
guerra. No hay duda de que estas reacciones varían de
una persona a otra, pero aún no he olvidado cómo mi
corazón convulsiona por voluntad propia, sin ningún
control, como si quisiera disidir de mi cuerpo y escapar por
sí solo de esta locura.

Fuente : raseef22

Traducción: Khaldun Almassri

Revisión: Silvia Rubio Taberné

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